Lo que pasa es que Pedro pese a
todos sus símbolos de éxito, sus libros publicados, sus holdings, sus outfits, sus
cashet, sus parquet y sus buquet, es un hombre
interiormente atormentado por los demonios y la visión de bultos, los vicios de
todo tipo, las malas juntas, consumido por la necesidad de tener un control
completo sobre el otro y, entonces, es sadomasoquista. La cosa es que sucumbió
ante los encantos de Juan que era fresco y virgen. Y el acto de sucumbir hizo
que también , a su vez, Juan sucumba a sus encantos y a los de sus dildos de dos
puntas. De lo que se trata es de una historia de sucumbación o de sucumbancia.
Cuando Juan llegó a casa, por su carácter
inocente e inexperto en el amor, fresco y virgen, le conto a su tía Victoria,
que es luisa kulliock. La tía entonces le dijo yo siempre supe que ibas a ser
una pasivota aunque te hagas el vivo por internet, siempre supe, siempre. Lo
supe desde que estaba en la clandestinidad, que cuando estaba no me hubiera enterado
porque no podíamos ver a nuestros sobrinos ni podíamos usar facebook. Claro que
no había, pero si hubiera habido tampoco hubiéramos podido usar. O, en todo
caso, si, en vez de ‘hubiera’, hubiese habido, tampoco los hubiésemos ni
siquiera los hubiéramos. La tía-Victoria (a quien estamos pensando en cambiarle
el nombre y ponerle la tía-Beatriz), entonces, vacila y se pregunta: “¿Por qué
pierdo el tiempo fantaseando con vos? No sé, no lo conteste todavía”.
Y Juan se decepcionó profundamente porque era fresco, virgen, encantador y también inocente en el amor, y de carácter inocente y romántico. Y la tía le dijo qué llorás Juan, qué llorás si nadie te está haciendo nada. Qué llorás si acá nadie te hizo nada, acá no se te ha hecho nada, nada se te fue hecho, nada fue hecho hacia o contra ti o Paratí o Caras o Gente o revista Hola en cuya edición de agosto Natilio declara: escribir una novela no es para chiruzas o chiruzos, se necesita no sólo glamour y carisma sino también un correcto manejo del español y, por sobre todas las cosas, mucha sucumbencia.
Y Juan se decepcionó profundamente porque era fresco, virgen, encantador y también inocente en el amor, y de carácter inocente y romántico. Y la tía le dijo qué llorás Juan, qué llorás si nadie te está haciendo nada. Qué llorás si acá nadie te hizo nada, acá no se te ha hecho nada, nada se te fue hecho, nada fue hecho hacia o contra ti o Paratí o Caras o Gente o revista Hola en cuya edición de agosto Natilio declara: escribir una novela no es para chiruzas o chiruzos, se necesita no sólo glamour y carisma sino también un correcto manejo del español y, por sobre todas las cosas, mucha sucumbencia.
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