viernes, 14 de agosto de 2015

cincuenta y dos sombras de natilio

El encuentro entre ambos y la atracción resultante de la entrevista harán que Juan quede cautivado por la sensualidad, la frescura y el carácter de Pedro, y se inicie una relación sentimental entre ellos. El mundo inocente y enamoradizo de Juan se romperá al descubrir que el otro esconde una cara oscura y sombría, unas inclinaciones sexuales dominadas por el sadismo y la sumisión, los dildos de dos puntas, los ratones desinfectados o no desinfectados, las camas masoquistas y los contratos sexuales. A esta altura, ya vamos por las cincuenta y dos sombras de Anastilia y Natilasia, que es la narradora de estas sombras, que vendría a ser Juan, y no sabemos por qué están así, en futuro, cuando es algo que ya ocurrió, que pasó recientemente, que acaba de acaecer. Sorprendido pero emocionado, Juan vacila: ¿quizás es demasiado?, piensa, ¿Qué hará mi tía-Victoria cuando se entere? Pedro, en cambio, no vacila. Lo que importa es que ya están embarcados en una aventura atrevida y llena de pasión física y sexual que atrapa a la ama de casa y al bolsillo del caballero despertando la lívido y truculencia pero, ahora sí, usando el tiempo presente de la conjugación, regular, irregular o deponente, de modo de tratar de convencer nuevamente a Julia Roberts, que sí vacila, para que haga el personaje de Francella, que es Kate, que sintetiza también a los personajes de Pablito Rago, de Oreiro y de Mercedes Morán (o era Soledad Villamil?), aunque vacile.

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