Con
Ati dijimos que vamos a escribir una novela. Ese va a ser nuestro
proyecto de verano. En estos momentos del año uno hace esas cosas,
recapitulaciones y proyectos que no va a terminar nunca, capaz que ni
empezar, pero cuya sola epifanía es sumamente reconfortante. Como no
tenemos memoria para hacer recapitulaciones y yo particularmente no
entiendo la filogenia ni la ontogenia, vamos a quedarnos con la
epifanía esta que decía, o sea la sola idea de escribir una novela.
Porque Atilio y yo nos decimos muchas muchas pavadas, y como tenemos
que esperar para que se publique la correspondencia que mantenemos,
que por lo general, se publica 20 o 30 años después de las cosas
posta, o de la muerte de los autores, tendríamos que empezar ya ya a
escribir nuestra novela posta. Todo esto porque Atilio me decía que
no sabe escribir novelas él, porque no puede terminar nada y un
montón de cosas más que no entendí, porque me parece que un poco
que se hacía, o que me mentía, como cuando lo de la literatura
porcina, que en realidad no me lo dijo a mí, pero es prueba
suficiente de la particularidad prevaricatoria de mi amigo. Entonces
quedamos que novela, porque yo tampoco sé escribir novela. Partamos
de que no sé escribir, pero además novela, menos. Porque nunca tuve
atención para leer novelas. Porque siempre escribí poemitas y
cuentos, y los que escribimos poemitas somos muy egocéntricos y no
sabemos concebir cosas como personajes, porque queremos hablar de
nosotros, desde nosotros, así rápido y punto, todo el tiempo. Salvo
algún que otro poeta social, que yo no soy, claro. Por eso la
tenemos que escribir. Dijimos que capaz que queda mitad en prosa
mitad en verso, o un cachito en prosa, un cachito en verso, así
mechadito. No sé. Además Atilio dice que escribimos re diferente.
[NATILIA es la suma DE ATILIO Y NATALIA, los autores de esta novela en entregas que son las locas aventuras de NATILIO]
Listo, me fanatique
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