jueves, 9 de junio de 2011

Una novela escrita con la punta de la chota. Capítulo Seis.

Capítulo seis.
En el capítulo anteriorcon la sutileza que me caracteriza, dejé sugerida la idea del suicidio para revalorizar mi obra que por ahora es esta novela que estás leyendo. Por si no se dieron cuenta, decidí no morirme por ahora, porque lo pensé mejor y no tiene mucho sentido porque no tengo la novela esta que estoy escribiendo en estas palabras todavía escrita, así que mejor apurar y terminarla cuanto antes así me muero y me consagro como novelista morido que es como debe ser todo buen novelita que se precie de tal, morido. Así que por ahora no me queda otra que seguir escribiendo. Esa es la parte más fea de ser un escritor, escribir. Si no fuera por eso, yo ya me habría convertido en ese tipo de escritor que quiero ser: consagrado, le dicen. Pero el problema es que para eso me tengo que poner a escribir y no me gusta. Lo que pasa es que yo quiero ser un consagrado joven y bello, no como Sábato que como si viejo fuera poco ahora está muerto.  No es imprescindible hablar varios idiomas para ser escritor consagrado, aunque siempre queda lindo. Je est un autre, puedo decir, ponele, para hacerme el lindo. Pero hasta acá estoy hablando de yo y de esta novela y lo que en realidad tengo que hacer para que esta novela sea novela y no otra cosa que no sé lo que es es no hablar tanto de yo y hablar más de Juan que es el protagonista, a quien le gusta chupar pija y que le llenen la boca de semen tibiecito. Ese es Juan, el protagonista de esta novela que es una novela escrita con la punta de la chota. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recortar en la línea de puntos
..................................