domingo, 10 de abril de 2011

Capítulo cinco.

Una novela escrita con la punta de la chota. Capítulo Cinco.

Esta novela tiene una premisa: cualquiera puede escribir una novela. Si yo puedo escribir una novela, cualquiera puede. Esto que estoy escribiendo ahora es una novela. O mejor, esto que estoy haciendo ahora es escribir una novela. Esta novela. Una novela escrita con la punta de la chota. Por lo tanto, una novela poronga.

Y que soy un novelista eso ya está claro en estas líneas que constituyen una novela, pero también soy crítico literario, no me van a decir que no. Ser novelista no me impide ser crítico literario. Acá siempre vienen las patotas y me acusan de abusar de la autoficción. ¿Justo a mí, que no sé quién es yo? Y basta de acusarme también de metapoético, ¿qué tiene ésta de metapoética? ¿ah? Esto es una novela a las claras, en la que el autor le clava justo en la anécdota narrativa porque en esta novela que estoy escribiendo que es esto que estás leyendo prevalece la acción por sobre los personajes y tan es así que no sabemos muy bien cuáles son los personajes ni quién es el yo que digo que está escribiendo una novela, o el yo que dice que estoy escribiendo una novela o etc.

Y ya que hablamos de clavarla, veamos lo que hay hasta acá. Teníamos entonces un debut sexual dudoso debido a la amnesia alcohólica, teníamos una serie de olores a sudores de gimnasio resignificados en olor a chota chorreante y en olor a culo lubricado con saliva. Teníamos a nuestro personaje, el sujeto del enunciado: Juan. Teníamos al narrador, el sujeto de la enunciación: Poronga Giménez. Bien poco para ser una novela. Y encima todo desordenado no creo que constituya una novela. Y mucho menos tan alejado del papel como lo es esta pantalla de computadora que me hace arder los ojos.

¿y si al final no puedo escribir una novela? ¿o acaso, después de todo, esto es (o mejor, está siendo) una novela? ¿está siendo esto una novela? ¿esto que estoy escribiendo está siendo una novela? ¿esta novela que estoy escribiendo está siendo una novela? ¿o esto que estoy escribiendo es un está siendo sin ser una novela? Bueno, ya ahí no me gustó. Estos juegos de palabras se los dejo a Saer que sí es un novelista, no como yo que no sé quién es yo. Saer sí sabe. O sabía. Porque murió. Como todo buen novelista necesita hacer para consagrarse. Morir.

Ya está. Ya sé lo que tengo que hacer para ser novelista.

1 comentario:

  1. jua jua naaa guacho al final que yo pensaba que no me iba a calentar, me termine humedeciendo entero y termine en el bidet. Geniooooo!!!

    ResponderEliminar

Recortar en la línea de puntos
..................................