A
pesar de las un montón de cosas que tengo que hacer, le quiero
dedicar unas líneas al estreno de anoche de las Viudas e hijos del
Rock-and-roll sobre la que quiero decir una o dos cosas.Quizá,
dos y media cosas. A lo sumo, dos y tres cuartos cosas. Pero más no. Para
empezar, quiero celebrar la vuelta a la televisión de actrices
geniales como María Leal (que hace de una de las viudas, una
reventadita que parece que va a ser lo más) y Verónica Llinás que
es también una genia y le pusieron un papel para el que da perfecto,
la malvada madre rica careta. En segundo lugar, quiero festejar que,
como en la anterior Los vecinos en guerra, esté entre los guionistas
Alejandro Quesada porque eso le pone onda a las historias gay. Me parece re importante que cuando haya historias así, pongan guionistas
LGBTIQ que empiecen a formar parte de los programas que pretenden
representar esas comunidades porque, aunque no te garantiza nada,
cuando no es así, pasa lo que pasó con la mierda homofóbica de
Farsantes. Por último, me encantan los protagónicos absolutos de
Paola Barrientos y Damián de Santo. A diferencia de lo que me pasó
con Graduados, en este caso me encanta todo el elenco, incluso los
actores que, por lo general, no me convencen (Lopilato, Celeste Cid,
Ortega, la Siciliana Griselda) están re bien puestos en sus
personajes y se lucen, diría La Ubfal. Así que ojalá que le vaya
bien así siguen las locuras y se potencian y se van a la mierda. Y
ya no digo más porque casi que llegué a las dos coma ochenta y dos
cosas que pensaba decir. Chau chau.
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