jueves, 6 de marzo de 2014

Las locas aventuras de Natilio: catorce

Hola, yo soy uno de los personajes de la novela de Natilio que se llama las locas aventuras de los mismos y este vendría a ser como mi monólogo que ocupa todo un capítulo de la novela de Natilio que vendrían a ser la suma de Natalia y Atilio pero el problema es que no sé exactamente cuál de los personajes soy porque son tan mediocres los autores antes mencionados que no les sale ponerle una psicología como la gente a sus personajes que no son como la gente sino que no son ni siquiera personajes o debería decir ‘somos’ porque yo también aunque no sé cuál soy. Lo que pensé es que de última tampoco hay tantas posibilidades porque los mediocres antes descritos ni saben ponerle la psicología a sus personajes ni tampoco saben inventar muchos personajes así que esta novela cuyo capítulo catorce es quien les habla tiene dos o tres personajes nomás. Yo podría ser Juan el protagonista y me dedicaría a la cocina pero en secreto soñaría con hacer una carrera poético-artística. Si fuera pedro, el antagonista, sería al revés: un poeta consagrado que entrena su arte y músculos en el circuito de calle treinta y dos pero que en secreto sueña con ser cocinero. También podría ser el tercer personaje que en algunos manuscritos se llama María y en otros Luisa Kuliok, según las versiones. Pero quizá prefiera ser Victoria, la tía de Juan que fantasea en secreto con su sobrino y se lo imagina desnudo mientras él me dice tía Victoria esto tía Victoria aquello ay tiita tiita Victoria haceme tuyo tiita yo sueño con que finalmente me pida que le enseñe a su joven cuerpo los placeres de las carnes sueño que me dice titta haceme tuyo tiita quiero vivir adentro tuyo ser tu potrillo y yo también quiero que él, Juan, sea mi potrillo lo quiero tanto a mi potrillo para mí todo eso es amor, amor como yo lo concibo: bestial, no quiero refinamientos de ninguna especie, quiero machos, así, con mayúscula, a mí no me vengan con drogas excitantes etcétera quiero vida hombres potentes viriles como los padrillos que hacen gozar a sus yeguas con el solo aporte de su virilidad de su fuerza sexual que me enloquece, Juan. Te amo, Juan. Sos mío y no voy a permitir que seas de nadie más, Juan, quiero un hijo, Juan, un hijo tuyo, uno solo, Juan. Quiero un hijo, rubio, de ojos azules, quiero besarlo, tenerlo cerca mío, uno solo, Juan, un hijo, vamos, qué esperas? hazlo ya, ya mismo, un hijo, yo quiero un hijo, Juan, un hijo, lo quiero. Un hijo, Juan, lo quiero. Un hijo.

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