Cuando Juan se
despertó, todavía estaba ahí. Esta frase con la que empieza este capítulo de
esta novela que es una novela escrita con la punta de la chota es un poco
ambigua pero la idea es que el lector que son ustedes, que vendría a ser “los”
lectores, en plural, para no enemistarnos con la actual normativa de la
concordancia en número, se vayan enterando ustedes el lector de lo que esta
frase significa a medida que avanza el capítulo. No sé si lo recuerdan bien, pero la semana pasada habíamos
quedado en una especie de futuro postapocalíptico en el que no teníamos cuerpo
y no nos quedaba otra que ahogarnos en fantasías y pajas mentales. Lluvia de líquidos
seminales y preseminales, salivadas de orificios corporales, penetraciones
anales y bucales, un poco de todo, pero nunca reales, siempre flotantes, virtuales, coitos vicarios,
falsos silogismos de colores, cautelosos engaños del sentido,
intertextualidades vacuas, porque, no sé si lo recuerdan, no teníamos cuerpo. En realidad cuando hablo en plural y digo nosotros me refiero al narrador, porque la mente del narrador que es el Yo que les
habla ahora y que cuenta esta historia, que es como una especie de sujeto de la enunciación que nada tiene
que ver con el protagonista de esta novela que es una novela escrita con la
punta de la chota que se llama Juan y viene a ser también un sujeto pero no de
la enunciación, sino del enunciado, y tampoco debe ser confundido con el autor
del que no se puede decir nada porque esto es un texto y todo lo que sea extratextual
no existe en esta realidad textual que es la que me invento acá y no puede
salir de estas cuatro paredes que componen este texto así como tampoco puede
entrar nada porque todo texto que se precie de tal, como éste que ves,
tiene que ser impermeable respecto a la realidad. Entonces, la mente del
narrador, decía, estaba en un futuro postapocalíptico y no tenía cuerpo. El
asunto es que cuando Juan se despertó, todavía se encontraba en un mundo en el
que todas esas cosas de la apocalipsis que suelen suceder, por lo general,
antes de que aparezca el futuro postapocalíptico del que viene su nombre, nunca
habían ocurrido, sino que habían sido sólo un sueño. Entonces Juan se
encontraba en un mundo que podríamos denominar pre-apocalíptico, en el cual pre
significa antes y post significa después, así que en vez de futuro tenemos un
pasado y en vez de postapocalíptico tenemos un preapocalíptico. Todo genial.
Sin embargo, hay que recordar que no era Juan el del problema del cuerpo que no
lo tenía, o el del problema de no tener un cuerpo que, como todo cuerpo que se
precie de tal, sea permeable respecto a dildos y demás penes, sino el narrador.
Así que estamos un poco en donde quedamos porque todavía no pudimos sacar al
narrador de esa horrorosa realidad postapocalíptica que es una cosa textual,
como lo es el narrador, a diferencia del autor, quien está escribiendo esto mientras
disfruta de la permeabilidad de su cuerpo con un precioso dildo de dos puntas, que
no es textual
ey pongan algo nuevo que ya leí todo
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