domingo, 10 de mayo de 2009

El Perfume (de un tal Tykwer) apesta. By Gladyc.


Punto uno. Parece que no somos los únicos a los que se les ocurre la ridícula idea de utilizar para la puesta cinematográfica de la novela El Perfume de Patrick Süskind algún sistema de olores en el cine. En un post en Internet (http://www.blogdecine.com/en-rodaje/el-perfume-en-odorama-una-buena-idea) encontré un comentario que proponía usar para El Perfume el sistema “Odorama” creado por John Waters en 1983 para su película Polyéster. El sistema en cuestión consistía en un cartón dividido en cuadrados numerados. Durante la película aparecía en algunos momentos un número en la parte inferior de la pantalla. El espectador debía raspar y oler el cuadrado de su cartón con el número correspondiente.
El cine primero incorporó el sonido y después el color y durante mucho tiempo se ha intentado incorporar otros sentidos a la experiencia cinematográfica, siendo el olfato el que ha dado más lugar a este tipo de pelotudeces (por ejemplo el “Smell-O-Vision”, anterior al de Waters, que consistía básicamente en echar perfúmenes por ventiladores). En distintas épocas se han intentado distintas formas de “oler” una película. Según dicen algunos (allá ellos) el invento de Waters fue el mejor (fanáticos bobos). En el inicio de Polyéster, un presentador explica el sistema “Odorama” para que los espectadores huelan sus pútridos cartoncitos. Los olores de esta película son siempre feos: pedos, coito, borrachera, resaca, hongos en los pies, etc pero también perfume berreta y olor a traición, frustración, desencanto, asco, decepción y un perro con pulgas.
Por otro lado, en Argentina podía verse esta película y otras utilizando el mismo sistema “odorama” pero a nuestro estilo, raspando y oliendo en los asientos manchas de grasa, chicles pegados o acabadas, entre otras cosas (el chiste no es mío, copio y pego a modo de homenaje. Reverencia).
Finalmente, el sistema odorífero antedicho parece no haber sido del todo descartado. Recientemente salió un episodio de la serie norteamericana Mi Nombre es Earl en formato “Odorama”, cuyo cartoncito para raspar y oler venía con el TV guía. (Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/801600/El-Odorama---Otra-mala-idea-del-cine--.html). Además, ya hay en distintos lugares (aunque a modo de pruebas, estado del que quizá nunca salgan, por cierto) sistemas computarizados que…………me cansé.
Permitidme, a modo de digresión, una experiencia personal. Yo vi Poliéster en la tranquilidad olfativa de mi casa, ambientado con los aromas sobrevivientes del polvo matutino o del pedo soñoliento. Sin embargo, aunque evidentemente carecía del cartoncito con los susodichos olores correspondientes, cuando aparecían los numeritos en la pantalla, inevitablemente debía imaginarme la ambientación odorífera, debía recrear los olores en mi mente, pedos, eructos, garcha, perfume berreta, etc. En vistas a la función de provocar asco, horrorizar, etc, el sistema funciona incluso sin el cartoncito. La estética del mal gusto, característica de John Waters, se satura, se completa, con esta peculiar representación de los olores. Vale aclarar que después de esta película, Waters deja suspendida su obsesión por el mal gusto, dando lugar a otro tipo de universos cinematográficos que atacan a la institución cine desde otros lugares, como las formas de representación. Como ejemplo, sirve un botón. Vean Hairspray o Serial Mom.

Punto dos. La película Perfume apesta. Obsesionado con transmitir olores a partir de la imagen, ni la habilidosa maña de Tykwer con los colores, ni la impecablemente correcta interpretación del Mariano Martínez británico, ni las coreografías orgiásticas, ni la exquisita y costosísima tintura naranja de las vírgenes en vías de extinción alcanzó para transmitir cuanto menos algo del abanicoso espectro de posibilidades que da la novela. Todo se queda a mitad de camino. Poco se entiende si no se conoce de antemano la trama. (soy un poco exagerado, es verdad. La película está buena, pero creo que eso sólo: “está buena” dicho con tibieza, y nada más). ¿Me explayo un poco? Bueno, dale.
Si bien es cierto que la novela tampoco tiene olores (el objeto libro no se huele), es, por cierto, falaz que debamos oler una película a partir de la utilización contrastante de colores que denoten aromas (amarillo ciruela, rojo Kolleston, etc.) Por otro lado, ¿cómo huelen 13 vírgenes recién destiladas? No podemos saberlo. Hay en la película una abundante estilización, perdiendo de vista la dimensión grotesca. Sin ir muy lejos, la estilizadísima y coreografiadísima escena orgiástico-religiosa es demasiado linda a la vista, suavizada, embellecida, en tanto en la novela la escena es muy grotesca. Lo mismo ocurre con el final caníbal. Vemos un grupo de gente que se agolpa alrededor de Grenouille, cubriéndolo, y, al separarse, Grenouille ya no tá, desapareció. Hubiera estado bueno ver gente engullendo al protagonista, masticándolo, y zampándose una hepatalgina o un tinto para ayudar la digestión, eructo de por medio. Pero no, Tykwer está tan preocupado por los colores que se olvida de todo el resto (casi podemos afirmar que se olvida hasta de contar una historia, porque, como ya dijimos, si no se conoce la novela, difícilmente se entienda algo de esta garcha de película). Y preocupado como está por embellecer, por contrastar colores, por hacer algo lindo, y despreocupado de la trama, se le hace largo, se cansa y finiquita la película como un trámite, de un zarpazo.
Y en embelleciéndolo todo, se olvida también del monstruo. Acá hay que aclarar que no hace falta ser feo para encarnar un monstruo. Con cara de monstruo, cualquiera te hace un Grenouille, pero con un carilindo como este Mariano Martínez en su mejor momento, hace falta un director de cine que sepa construir personajes para dar la dimensión de monstruo, cosa que acá no tenemos: un director de fotografía no alcanza, hermano, conseguite un director de cine, flaco. Grenouille nos cae simpático también en la novela, pero es perverso, no es humano. Acá Mariano Martinez da más humano que garrapata. No hay que olvidar que contamos con todos los subgéneros de terror, horror, suspenso, etc. que algunas veces prescinden de los monstruos o de la especulación de feos como monstruos y, sin embargo, crean monstruosidad. Nada de eso se tuvo en cuenta en esta película.
En fin, esta mierda de película es muy linda para ver, entretenida, simpática, bien actuada y todo lo bueno que se pueda decir. En contra tiene todas las mismas cosas que a favor, ya que éstas no alcanzan. Es demasiado cuidada, correcta, prolija, ascética y estúpida. Dixi.

4 comentarios:

  1. e veda, demasiada estetizacion, pero debo admitir que yo miraba los colorcitos embelezada vió? cabe decir que el autor del perfume produce la imagen olfativa, y fijese que importante para nosotros que anteponemos la palabra imagen, todo culpa de kant y de descartes y los ilustrados y tantos tss, que decia? ah si, el autor produce la imagen olfativa mediante la enumeracion, y en el cine el efecto flash de imagenes seria una traduccion ma o meno adecuada. a mi lo que me uta del libro es ese narrador medio ironico, que en la peli no ta, aparte de la supresion de episodios que colaboran a esto, vio? ah y la mayor perdida es la del personaje, grenouilla. nada de instrospeccion, de plan calculado y malefico. nada de fealdad, nada de rechazo. nos da la sensacion de un simple inconsciente, pero puro. nada de garrapata ni de sapito. nada de soberbio asesino. hasta parece enamorado de las minas no? y claro, donde está la chanchada? por que no se comen al protagonista a mordiscones llenos de baba y con la respiracion agitada? y y donde estan los penes flaccidos y los muslos gordos antihigienicos del s XVIII? es que gladyc es chanchito y yo también. lo cual me recuerda que las gomas de las actrices si estan bien colocadas, respecto de una disputa anterior.
    algo deberia criticarte...pero toy de acuerdo con mi colega ñ mediante las mismas bases de conchudismo expuestas.
    contale a atilio que lo quiero
    que ayer se fue sin saludar, que lo extraño
    y que los dioses le sean propicios

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  2. fe de erratas, grenouille.
    no es nena

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  3. mmm...
    no sé...
    el libro no lo leí pero la película me la garché toda.
    saludos

    pd: es verdad, coincido con naturalia... lindas tetas, las suyas tb.

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  4. E'h verdá. Mi amigo Luisito no leyó la novela y no entendió nada. Cuando vimos la peli no lo hubiera pensado porque ya la habíamos leído.

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