Capítulo catorce.
Este es el capítulo catorce
de esta novela que está escrita con la punta de la chota pero no literalmente,
sino de otra forma, que tampoco es metáfora ni alegoría, pero que es con la
punta de la chota. Me dicen los lectores y exégetas que en realidad esto no es
una novela porque no hay una narración, porque no me encuentran la diégesis
entre tanto palabrerío sin sentido. Y yo les digo que para διήγησις se miren
las telenovelas de la tarde que tienen unas diégesis preciosas en donde, por
ejemplo, uno se da cuenta que el muchacho que piensa que es el amante de su
mujer en realidad es su hijo que ella regaló de bebé porque estaba loca porque
él la dejó porque pensó que ella lo engañaba con su hermano de él. Eso es una
διήγησις copada. Acá, lamentablemente, contamos la historia de Juan que no
tiene tanta gracia, tanta diégesis. Es una historia gris, que tampoco es triste
porque no llega ni a eso, pero es la historia de Juan, que vendría a ser el
protagonista, que una vez se enamoró, eso dijimos antes, o varias veces o,
quizá, todas las veces. Y es gris porque ese amor no fue correspondido y por
eso también es triste, pero una tristeza mediocre, de todos los días. A veces
sí fue correspondido, pero eso también es triste. Y también es mediocre. Pero
es lo que tenemos. Puede ser que no tenga diégesis pero sí μίμησις πράξεως, porque lo que contamos es lo que le pasó a Juan. No
le podemos pedir al pobre Juan, que es nuestro protagonista, que descubra que
es hijo de otro, que es el marido de la que él piensa que lo quiere como amante
pero en realidad es su madre que lo abandonó de bebé porque estaba loca porque
su marido la dejó porque pensó que ella lo engañaba con su hermano de él de su
marido. No le podemos pedir eso a Juan, que lo único que quiere es una buena
poronga para saborear o, mejor, dos. Así que no me discutan la diégesis o la
falta de la misma, porque acá decido yo porque el narrador soy yo y punto.
Capítulo quince.
Si resumimos, entonces,
tenemos un amor que no fue, otro amor que no fue, uno que sí fue pero que es un
poco triste, otro que también pero igual, capaz algunos más que no cuentan como
amores. Voy a ir narrando en orden así no me discuten la diégesis. Esta es la
historia de Juan. Amor 1: Hola, te presento a mi novia. Hola, hagamos un trío
con mi novio que la tiene grande. Hola, cogete a tal que es tu amigo que es un
forro, deforme, insoportable, feo, pero la tiene grande. Hola, cómo estás?
Tanto tiempo. Fin del amor Nº 1.
Capítulo dieciséis.
Pensamos que mejor sería
hacer un reboot y relanzar esta novela porque ya la historia del protagonista,
que es Juan, tiene tantas aristas, le han metido tanta mano al pobre, que es
muy difícil escribir su historia dándole coherencia. Por cierto que cohesión,
mucho más. Por eso en esta novela renunciamos a la cohesión. Si quieren
cohesión vayan a ver los programas de la tele en donde cohesionan todo con un
así está el país etc. o vayan a estudiar lingüística que te enseñan unos
conectores de los más finos, como, por ejemplo, no obstante o por un lado y por
el otro, que van separados para indicar que una cosa pasa en un lado y otra en
otro. Por ejemplo: a Juan, por un lado, le cogían el culo y, por el otro, la
boca. No obstante, lo llenaron de leche al mismo tiempo por los dos lados.
Aunque acá el no obstante está mal usado, pero lo importante no es el conector
sino que eso pasó así. Por eso obtamos por la
μίμησις πράξεως y renunciamos a la cohesión y a la διήγησις, para no confundir a los
lectores.
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