jueves, 14 de noviembre de 2013

La Columna de Poronga Giménez #3

Hola mis queridas, qué bueno encontrarlas acá en esta nueva columna. Aprovecho la ocasión para saludar a las chicas de mi club de fans “las poronguitas de Poronga” que siempre me escriben mails, twitter, whatsapp, me mandan cartitas, faxes, telegramas, encomiendas, palomas mensajeras, me llaman por teléfono, me esperan en la puerta de mi casa, se trepan a las paredes, suben al techo, se meten por las ventanas, revisan mi ropa interior, mis juguetes sexuales, me hackean mis cuentas electrónicas y tantas otras maneras de demostrarme su inmenso amor incondicional y sitiador. Quiero contestar a una de las cartitas de mis queridas poronguitas

Estimada Poronga,


Te escribo porque porque tengo un problema muy importante. Mi marido pasa mucho tiempo fuera de casa y cuando llega ya estamos los dos muy cansados después de un largo día de trabajo duro. Los años, la rutina y los hijos han apagado nuestro deseo sexual. Estuve viendo el programa de Alessandra Rampolla a ver si me daba algunos consejos, pero ella siempre arregla todo a pura paja y te quiere vender a toda costa unos juguetes sexuales de lo más estrambóticos, esos adminículos elegantes y refinados, de colores de moda, pasteles y flúo, con formas de diseño posmoderno, costosísimos e imposibles para el bolsillo de una ama de casa como una. Por eso me parece que Alessandra es clasista, careta y discriminadora. Ojo, no es que no haya poronga que me venga bien, Poronga. No es eso, es sólo que con todo el trabajo de la casa no me puedo estar dando esos lujos porque tengo un marido del que ocuparme y siete hijos preciosos que tengo que atender: Liesl, la mayor que ya tiene 16 para 17, Friedrich, Louisa, Kurt, Brigitta, Marta y Gretl, la más chiquita. Los consejos de Alessandra me parecen una poronga, Poronga. Ayudame por favor que estoy desesperada.

Te sigo siempre.

Marta de Parque Chacabuco.

Mi querida Marta, la solución a todos tus problemas es muy simple: la botulinonia. Como vos sabés, se trata del uso de embutidos en el acto sexual: salchichas, chorizos, morcillas, bondiolas, matambres, salames de potro, mortadelas, jamones crudos, jamones cocidos, quesos de chancho, salamines picado fino, salamines picado grueso, longanizas, currywurst y todos los embutidos que vos quieras usar. Pero ojo que no se trata únicamente de la penetración anal, vaginal y oral, sino que los embutidos tienen un enorme erotismo. Probá pasarte un queso de chancho por todo el cuerpo y acariciá tus mejillas con una bondiola bien estacionada, vas a quedar caliente como un fuego. También probalo con él: cuando llegue del trabajo esperalo envuelta en rodajas de salchichón primavera y apuntalo con un fiambrín, vas a ver que va a agarrar viaje y van a terminar con el culo lleno de embutidos los dos. Haceme caso, porque este consejo no tiene riesgo, enlechada asegurada.

Hasta la semana que viene, chicas, acá, en la revista de Susana. Y recuerden: lo que no es puede llegar a ser, como te ven te tratan y se te ven con un queso de chancho, tenbutén en el culo. Chau-chau.

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