lunes, 4 de febrero de 2013

Una novela escrita con la punta de la chota. Capítulo Diez.


En los capítulos anteriores habíamos dejado una historia a medio contar como si fuera una especie de coitus interruptus porque justo lo teníamos a Juan que es una especie de Yo que no se anima a decir Yo y entonces se inventa un alter ego, un personaje para no quedar pegado en las anécdotas personales. Lo teníamos a Juan, decía, arriba de un micro y justo el pasajero del asiento contiguo le estaba manoteando el ganso medio haciéndose el boludo en una especie de duermevela en la que estaba Juan que es el Yo del que les hablaba. Porque pasaba así: Juan se dormía y se despertaba intermitentemente y cada vez la mano ajena avanzaba más en el territorio de su entrepierna hasta que en un momento de despertación el miembro superior ajeno (por no repetir tanto 'la mano' que queda feo) ya prácticamente se ponía en posición de mano masturbadora automática. Las manos masturbadoras automáticas son unos productos muy comunes hoy en día en esta época que vendría a ser un futuro de esos que le dicen postapocalípticock, que vendría a ser el futuro de la ciencia ficción como ser por ejemplo ray bradbury o philip dick que viene a significar pija esa palabra. En esta época de lo postapocalípticok nadie hace el menor esfuerzo ni siquiera en masturbarse, así que las manos masturbadoras automáticas o, como también les dicen, las automanos, son un producto que se vende en cualquier supermercado. Porque coger lo que se dice coger en este futuro que es un postapocalíptickoc nadie coge. ¿Las razones? Falta de interés, ausencia de fluidos corporales que funcionen como lubricación, ahorro económico, falta de cuerpos debido a la superpoblación de cyborgs y androides, etc. O simplemente pasó de moda. Algunos historiadores aseguran que el garche no fue más que una pose snob que muchos poetas y novelistas famosos simularon practicar para generar una autoimagen de autoescritor que les permita ser aplaudidos en cenáculos autovergonzantes frente a auditorios mediocres que sólo aspiran a un puesto en el nuevo bailando por un sueño. El asunto es que a la final, mano va mano viene, nuestra historia de la mano ajena terminó en la Terminal de micros de La Plata, que no es posapocalípticack, pero casi. Más específicamente, en el baño de la Terminal de La Plata. Qué épocas aquellas en las que todavía no existían estas cyber-teteras, estos cogederos virtuales en los no hay culos, no hay pijas ni bocas ni semen, todos son ceros y unos y códigos de barra y rayas de diálogo. En este futuro postapocalipti-cock los anos se encierran en sí mismos y no salen a las calles en busca de otros anos con quienes compartir sus historias de vida. Las gentes de esta época son como unas especies de muñecos con anos cerrados como culos de muñeco. Parece increíble ¿quién se hubiera imaginado cybors con el ano cerrado? Es verdaderamente autocontradictorio porque no hay mejor pivote para un cyborg que el ano. Todo pasa por (en / entre / con / a través de / hacia / contra / ante / bajo / de / desde / mediante / etc) el ano. Como decíamos en mi época: a pivotear el ano que se acaba el mundo. Y el mundo se acabó. Y ahora tenemos este futuro postapocalíptico sin anos para pivotear y a Juan se le ocurre pensar en una sola cosa: Tendría que haber aprovechado a pivotear más cuando podía. Cuando tenía un cuerpo. Un cuerpo con ano. Y no este lecho de muerte que vendría a ser una especie de memoria ram en la que mi alma está presa obligada a pagar sus culpas con el trabajo forzado de miles y miles de rezos diarios. Definitivamente tendría que haber pivoteado más. 

4 comentarios:

  1. te quiero, te pivoteo, te autoficciono y te autoconstruyo y te autopublico y te autopocaliptico quien de nosotros? ah?

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  2. estas angelado.
    lo tuve que leer dos veces porque tanta pastilla arruina el cerebro.
    kisses

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  3. No sé no sé, acá Facundo me ha dado duras críticas, dice que no soy fiel a mi estilo, que me vendí al mercado, que esto no es arte, sino espectáculo, que lo úni que pretendo es convertirme en best seller, que un verdadero artisssta es el que siente de verdá lo que le pasa y llora hasta por el culo, me dijo

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  4. es q te exige porque sabe lo artisto q so, lo artisssto q so

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