jueves, 28 de abril de 2011

La columna de Poronga Giménez #2.

Mis amigas siempre me preguntan: “ay, Poronga, ¿cómo hago para seguir sintiendo deseo sexual por mi marido?, qué difícil garchar toda la vida con la misma poronga, ¿o no, Poronga?”

Hay que ser creativas, chicas, contesto yo cada vez. Hay que ser creativas, chicas, lo repito para que quede claro. Hay que ser creativas. Cuando el disfraz de conejita ya no te entra y no te quedan agujeros del cuerpo por utilizar, no hay nada más efectivo para salvar la vida sexual de un matrimonio que la acromatofilia. Les cuento, chicas, que la palabra viene del griego akron que significa extremidad y tomo que significa corte. Filia es cuando se te lubrica el coño y se te abre el culo.

Entonces, chicas, ustedes elijen primero qué parte del cuerpo, después agarran a su marido y le amputan la parte seleccionada y ya está: tu deseo sexual hacia él aumentará hasta atragantarte de leche y querer más. Si le amputás, por ejemplo, un bracito, no te olvides que también te puede meter el muñoncito en tus huequitos. Y si, ponele, le amputás una pierna, pensá que al lado del muñoncito que tiene en lugar de pierna la poronga le va a parecer más grande ¡qué tierno! Pónganlo en práctica, chicas, porque funciona.

No dejen de leerme la próxima semana, acá en la revista de Susana.

Y recuerden, como te ven te tratan y se te ven con un hacha, teá-trá-gán-tán-delecheeeeeeeeeee.

Bye bye.

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