martes, 15 de marzo de 2011

RING COMPOSITION (parte 1).

Sobre 8 femmes de François Ozon.
Por Gladyc, une grosse femme.

Se dice que François Ozon es el Almodóvar francés (cosa por demás evidente en su primer largometraje, Sitcom). Alguna vez también escuché decir que Almodóvar era el John Waters español (cosa rara puesto que Waters ha sido siempre más radical y nunca abandonó la comedia para hacer esos bodrios dramatoides almodovarianos). Proponemos como hipótesis central considerar al cineasta John Waters como el François Ozon yanki. En las líneas que siguen argumentaremos a favor de la fuerza persuasiva del vicioso círculo retórico.

A 8 femmes no se le escapa prácticamente ningún género. Es comedia. Es tragedia. Es drama. Es musical. Es policial. Es romántica. Ningún género se le escapa. No falta ninguno, ni sobra ninguno, es decir, no se anulan. Satura todos los géneros como parte de la exageración camp. Desde lo visual ocurre lo mismo: muchos colores, muchas texturas, todo muy cargado, “recargado hasta la concha de la lora”, como suelen decir los críticos.

Las canciones, por el contrario, son de una simpleza brillante. Más cerca de coro de tragedia griega que de musical de Brodway, cuando una femme canta, el resto son partícipes y espectadores. Cada femme canta una canción y la postura, dirigiéndose a otras femmes (no en todos los casos), al mismo tiempo que a la cámara, parece una parábasis. La femme que canta, nos canta a nosotros, espectadores, dirigiéndose a un auditorio ficcional de femmes.

Acá la señorita Cordillera me apunta que Ozon para la caracterización de sus ocho femmes se inspiró en ocho divas de la época dorada del cine, pero la señorita Cordillera no recuerda bien cuáles, así que el dato no sirve. Pasa que la señorita Cordillera quiere ser una diva de los años ’50 pero no le da la estatura. Los bailes de las femmes, por otro lado, son brillantemente tontos. No son bailarinas, no son cantantes. Cuando bailan varias una misma coregrafía, los pasitos son ostensiblemente desparejos, naturales y torpes. Catherine Deneuve parece una Mirtha Legrand bailando, con ese peinadito que tiene la Catherine tan legranesco y con sus pasitos y gestitos medidos como toda una señora bien haciendo fonomímica de un tema de Pimpinela. Hay también como un erotismo a lo Mirtha Legrand, como cuando almuerza con Pedro Luis y se coquetean y se flirtean los dos hablando sólo de sí mismos cada uno sin escucharse y "¡ay, profesor, me hace sonrojar!" dice la vieja. O un erotismo como cuando Mirtha se refriega una rosa en la geta cual pija espumosa. Algo así, oximorónico.

Sigue, por acá (segunda parte).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Recortar en la línea de puntos
..................................