Él es objetivo y ella subjetiva. Él está hecho de materia y ella de un nombre. Se conocen en una esquina. Ella lo conoce a él, él la lee a ella. El tiempo es una ilusión. Todos los instantes son uno. El pasado y el futuro conviven con el presente. Eso es objetivo. Eso es para él. Ella es un nombre, no da la cara. Confía en la linealidad de la palabra, en la representatividad del nombre, lo mira y da la vuelta a la esquina. Eso pasó, va a pasar y está pasando, pero ella no lo sabe porque es histérica y subjetiva.
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