miércoles, 25 de agosto de 2010

Embutidos Con Zozobra (2003)

Tienes un interior espúreo. Tus trémulos lóbulos me lo dieron a entender en el momento en el que su agitación carnosa acarició mis mezquinas profundidades. Este descubrimiento avivó mi enzarzado flogisto y mis errabundas manos dejaron de confortarse en la redondez de tus redundantes nalgas para adosarse a tu busto.
Simulé ser libre y me empeñé en envilecerte. Súbitamente creí percibir en la brusquedad de tus candentes labios un atisbo de decepción pero lo olvidé cuando pronunciaste certeras palabras que se transformaron en máximas insoslayables: _ ¡Embutidme! ¡Embutidme con zozobra!
Entonces yo, encumbrado, te encasqueté drásticamente y cotejé con envidiable presteza tus caderas, apeándome en tu escandalizada pelvis, para luego libar las mieles del placer que se propagó hasta los linderos de la eternidad.
_¡Oh! ¡Rebosé! _ susurraba embebido en lágrimas.

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