Cuento de navidad.
Conchuda y Pijudo se conocieron un día lluvioso, comprando paraguas baratos para salir del paso.
_Hola. Yo soy Pijudo porque tengo pito grande.
_Hola. Yo soy Conchuda porque maltrato a la gente.
Y en medio de una encrucijada filológica de la concha de la lora, se miraron a los ojos y se enamoraron.
Es fácil deprimirse cuando tenés un porqué, pero hay que tenerlas bien puestas para deprimirse porque sí, por hobbie, como entrenamiento para no perder la costumbre.
No cualquiera se trepa a una planta sin saber si va a poder bajarse, viviendo al día (como Livin’ la vida loca que es la traducción del carpe diem) pero arriba de un árbol alto, esquivando las nubes de pedos que pasan por los costados. No cualquiera.
Es fácil deprimirse cuando se te hirvió el agua del mate, pero sólo unos pocos elegidos tenemos la capacidad de querer suicidarnos tomando un buen mate tibio.
Estoy volviendo a tener esos dejá-vu como hace unos años. Me vienen de una cuando me estoy duchando. Es como un dolor en el pecho parecido a esos hipos que duelen y una sensación de ahogo que me deja duro y me extraña de todo y como una descompostura o como cuando cagás zarpado y te queda el culo latiendo. Estoy teniendo dejá-vu cada vez más seguido. Creo que es una señal de la muerte que se aproxima. Como cuando te estás por morir y en un instante se te pasa por la mente toda tu vida en imágenes, eso dicen quienes ya murieron. Pero yo no veo imágenes, es una sensación como de amargura y acidez de tanto tomar mates lavados. Eso me da la pauta de que me estoy por morir y todavía no me conseguí un lecho de muerte decente.
Conchuda y Pijudo dejaron a un lado su disputa filológica y se fueron a vivir juntos, fornicando de dos a tres veces por semana. Sólo el coito los apartaba del problema filológico. Pero sabían que tarde o temprano no tendría más sentido disimularlo, porque si se hacían los “boludos”, la filología los haría implosionar destruyendo todo lo que habían construido con eufemismos e ilusión de referencialidad.
Conchuda y Pijudo se conocieron un día lluvioso, comprando paraguas baratos para salir del paso.
_Hola. Yo soy Pijudo porque tengo pito grande.
_Hola. Yo soy Conchuda porque maltrato a la gente.
Y en medio de una encrucijada filológica de la concha de la lora, se miraron a los ojos y se enamoraron.
Es fácil deprimirse cuando tenés un porqué, pero hay que tenerlas bien puestas para deprimirse porque sí, por hobbie, como entrenamiento para no perder la costumbre.
No cualquiera se trepa a una planta sin saber si va a poder bajarse, viviendo al día (como Livin’ la vida loca que es la traducción del carpe diem) pero arriba de un árbol alto, esquivando las nubes de pedos que pasan por los costados. No cualquiera.
Es fácil deprimirse cuando se te hirvió el agua del mate, pero sólo unos pocos elegidos tenemos la capacidad de querer suicidarnos tomando un buen mate tibio.
Estoy volviendo a tener esos dejá-vu como hace unos años. Me vienen de una cuando me estoy duchando. Es como un dolor en el pecho parecido a esos hipos que duelen y una sensación de ahogo que me deja duro y me extraña de todo y como una descompostura o como cuando cagás zarpado y te queda el culo latiendo. Estoy teniendo dejá-vu cada vez más seguido. Creo que es una señal de la muerte que se aproxima. Como cuando te estás por morir y en un instante se te pasa por la mente toda tu vida en imágenes, eso dicen quienes ya murieron. Pero yo no veo imágenes, es una sensación como de amargura y acidez de tanto tomar mates lavados. Eso me da la pauta de que me estoy por morir y todavía no me conseguí un lecho de muerte decente.
Conchuda y Pijudo dejaron a un lado su disputa filológica y se fueron a vivir juntos, fornicando de dos a tres veces por semana. Sólo el coito los apartaba del problema filológico. Pero sabían que tarde o temprano no tendría más sentido disimularlo, porque si se hacían los “boludos”, la filología los haría implosionar destruyendo todo lo que habían construido con eufemismos e ilusión de referencialidad.
Un post que prepara el camino hacia el Bicentenario.
ResponderEliminarCuchá, vos leeés poesía? Extracurricularmente, digo. Porque si es así, tengo una propuesta para hacerte...
Genial
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